lunes, 11 de noviembre de 2013

Estudiar en el extranjero en edades tempranas

Hace unos días me preguntó una mamá de una niña de 6 años que a qué edad le recomendaría yo mandarla a estudiar un curso académico completo a un país de habla inglesa, y si me parecía una buena idea o era una locura, qué edad sería la idónea y si debía ir sola o acompañada de alguna amiga o persona conocida al objeto de que no se sintiese demasiado “abandonada” en un país extraño para ella. Yo, le dije que eran muchas preguntas juntas y muy delicadas, pues cada uno lo ve de una manera distinta; no obstante, le ilustré la respuesta con mi propia experiencia personal y de la que obtuve buenos resultados para el resto de mi vida, tanto desde un prisma personal como profesional.
Personalmente opino que si la economía nos lo permite, que nuestros hijos estudien un año entero en Inglaterra, EE.UU., Irlanda, etc. equivale al estudio de inglés en España durante 7 años, por lo que la respuesta es SÍ, sí lo recomiendo. Eso sí hay que hacerlo en el momento oportuno y para ello la edad es clave para conseguir rentabilidad por la inversión, es decir, mandar a nuestros hijos un año fuera es una inversión importante que hay que rentabilizar y para ello hemos de valorar si a los 6 años la niña va a sacarle provecho a su estancia, ya no porque no ponga interés sino porque sea demasiado pequeña y, si por el contrario, pensamos en una edad de 15-16 años tal vez tampoco lo sea por estar a las puertas de la adolescencia y estar pensando en otras cosas que no son precisamente estudiar inglés sino hacer panda con un nuevo grupo de amigos sintiendo la libertad de no tener que depender de la hora fijada por sus padres para salir de fiesta. Por tanto, considero que una edad adecuada sería alrededor de los 11-14 años, dependiendo del desarrollo personal del niño.

En cuanto a si debe hacerlo sola o acompañada, definitivamente mi respuesta es sola, allí ya encontrará amigos pero que sean de habla inglesa, no española, de lo contrario, no conseguiremos nuestro objetivo que es que se desenvuelva lo mejor posible en una lengua extranjera y, además y muy importante también, en un entorno completamente distinto con unas costumbres y cultura diferentes a las que ha estado habituadas durante su corta vida. A partir de ese momento, experimentará un momento de inflexión en su vida que le acompañará el resto de sus días y no olvidará jamás sacando todo lo positivo que dicha experiencia le ha proporcionado. En mi caso, por ejemplo, comer tostadas con Marmite (extracto de levadura de color marrón) era impensable, después de mi primera estancia en Reino Unido, todo era posible, pero no sólo de comer algo que me repugnaba sino también era capaz de hablar y expresarme sin miedo, algo que incluso en mi propia lengua materna me había resultado difícil hasta los 13 años. Crecí como persona y vi el mundo con otra perspectiva muy distinta al entorno de acogimiento familiar, que siempre es aconsejable.

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